Quién lo diría? Después de Videlas, Pinochets y Trujillos; después de siglos de libertad y democracia, parece que las dictaduras han vuelto. Algunas, con el metálico sonido del golpe militar; otras, con soterradas manipulaciones a la constitución. Pero todas, desde luego, con ese clima turbio y denso de la vigilancia, la persecución y el miedo; todas con el beneplácito de ciertos sectores que sonríen hipócritas con los bolsillos llenos y con la gran masa deshumanizada, sin derechos ni libertades.
Cuando abrí este blog prometí ante una foto de Bill Gates y un diccionario Español-Computación que no iba a tratar aquellos tres temas que podían causar escozor y polémica: política, religión y fútbol. Que no clasifique la selección, que pululen las iglesias de garaje, que se roben las elecciones... No importa, aquí hablaríamos de literatura, de música, de arte. Éste no se supone que sea un espacio que de pie a discusiones y polarizaciones.
Por eso, cedo mis palabras a los que sí saben escribir. Recordaré brevemente algunas de las novelas de dictaduras en América con la ilusión de que el desocupado lector que pierde dos minutos leyendo este artículo invierta un par de horas en ese recorrido literario e histórico que nadie quiere repetir. Al menos en teoría.
Empecemos por Gabriel García Márquez y “El Otoño Del Patriarca”, hermoso y patético retrato del tradicional dictador tropical que acaba con un país y se ve envejecer pálido y solitario, envuelto en su propia egomanía y su retahila de fracasos.
“Yo El Supremo”, la obra magna de Augusto Roa Bastos, denuncia la dictadura en Paraguay de José Gaspar Rodríguez de Francia y, en una narración brillantemente construida, la locura y la corrupción que envuelven al poder absoluto.
Sobre el Generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, el dictador Dominicano, hay dos novelas brillantes, “La Fiesta Del Chivo” de Mario Vargas Llosa y “La Maravillosa Vida Breve De Oscar Wao” de Junot Díaz. La primera, con la maravillosa prosa a la que nos tiene acostumbrados el autor peruano, y la segunda alucinante, caleidoscópica y cifrada de datos que van desde la obra de Tolkien hasta el mismo Vargas Llosa.
Finalmente, y sólo para no alargar más este artículo, nombraré a “Demasiados Héroes” de Laura Restrepo, que narra una historia de amor algo turbulenta enmarcada en la dictadura argentina de Videla y la Junta Militar.
Sé que se me quedan muchísimas por fuera y que de las mencionadas apenas sí di un par de datos. Lo único que pretendo es dejar en mi desocupado lector la curiosidad suficiente para buscar las previamente nombradas y otras como “El Señor Presidente” de Miguel Ángel Asturias, “Conversación En La Catedral” de Vargas Llosa, “El Recurso Del Método” de Alejo Carpentier, “Maten Al León” de Jorge Ibargüengoitia, "Sostiene Pereira" de Antonio Tabucci, "Una Brigada Para El Caudillo" de Héctor Sánchez, e incluso el “Facundo” de Domingo Faustino Sarmiento o el “Tirano Banderas” del español Valle-Inclán.
A veces es mejor despertar la polémica desde el ámbito de la ficción.
Maestro, se le quedo por fuera Purgatorio de Tomás Eloy Martínez. Novela muy superior a la de Laura Restrepo.
ResponderEliminarEl Chacal del General es una narración trepidante. Mauro Zúñiga Araúz describe, de manera desgarradora y sin censura, la brutalidad de una Dictadura Militar. Novela psicológica, enmarcada dentro de un espacio y un tiempo real, resalta la perversión y el cinismo que caracteriza al autócrata y a sus chacales, como elementos centrales para el asesinato, el chantaje, la mentira y las torturas, prácticas que el autor despliega íntegramente a lo largo del libro. Por una parte, la novela diseca la anatomía del crimen y por la otra, aflora el dolor y las angustias de aquellos que esperan al que nunca vuelve. Panama. 2007
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