Según Dante Alighieri y su maravilloso libro, La Comedia, que luego fue tildada de divina, el infierno es un cono invertido que se interna en lo profundo de la tierra. Hay nueve círculos, y aunque el sufrimiento es igual, los primeros son los menos terribles, pues la culpa y el pecado son menos graves. En otras palabras, entre más hondo está uno, peor es su daño a los demás y el castigo recibido.
En el primer círculo, por ejemplo, se halla el limbo, donde van a dar los justos que, como nacieron antes de Jesús de Nazareth, no tuvieron la suerte de ser salvados. Allí no sufren, pero se aburren mucho, como en un mal partido de fútbol. Luego, se complica la cosa. Los siguientes círculos purgan la debilidad de la carne, como la lujuria y la gula. Después vienen pecados más graves como la herejía (allá iré yo a templar), la violencia y el fraude. Y en el noveno círculo, el peor de todos, el que fue considerado por Dante como el pecado más atroz: la traición. En el centro de este círculo y del mundo mismo, la Judeca, está el propio Satán Trimegisto (de tres rostros). Se trata de un lago de hielo en el que sufren los condenados. Entre más cerca está uno de Satanás, peor es su culpa. El demonio mismo está devorando con sus tres bocas a los tres más grandes traidores de la humanidad: Judas, Bruto y Casio.
Lo que Dante no contó es que hay un décimo círculo en el infierno donde van algunos que cometieron un pecado peor que todos e hicieron aún más daño a la humanidad. Debajo de Satán, donde éste se sienta, en la base de su culo, está el espacio reservado para todos los que escriben libros de superación personal.
Abra un espacio, debajo del culo de Satanás, para los escritores y cantantes de reggeton?
ResponderEliminarAbra un espacio, debajo del culo de Satanás, para los escritores y cantantes de reggeton?
ResponderEliminarTodas esas cosas las soñaba el Dante después de comer fríjoles por la noche.
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