Cada día Colombia me desconcierta más. No sé qué adjetivo usar. Paradójico? Obtuso? Ridículo? En una semana, en Barranquilla, sucedieron dos cosas contradictorias. Primero: Al jugador Luis Moreno, que pateó una lechuza, se le vino el mundo encima por crueldad con los animales. Y al jugador Javier Flórez, que asesinó a tiros a un hincha y fue dejado en libertad, le permiten jugar en torneos nacionales.
Vale más el escándalo de un inocente animalito que el olvido por un ser humano asesinado? O la indignación ante un homicidio sólo se presenta cuando la noticia vende? Habrá justicia para la familia del hombre muerto? Todo queda olvidado cuando se presentan excusas con los ojos llorosos? No quise patear la lechuza, sólo lanzé un puntapié hacia ella, pero no quería patearla! No quise matar al tipo, sólo disparé mi arma varias veces, pero no quería matarlo!
Mañana habrá alguien que recuerde estos eventos? Siempre que se presenta alguna de estas canalladas se desgarran vestiduras, se dedican horas de noticieros y se derraman lágrimas de arrepentimiento. La gente sale a marchar y a protestar por lo innombrable, pero a los dos días el olvido sepulta la noticia ante el nuevo escándalo.
Y nunca hay justicia. Donde prevalece el show y el olvido no puede haber justicia.
Desafortunadamente Colombia está a años luz de alcanzar los niveles de cultura y civismo de los Japones.
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